lunes, 19 de octubre de 2020

¡Qué alegre el día!

¡Qué alegre el día, sucio, obscuro, lluvioso!
¡Qué alegres las azoteas con las ropas volando
en su sitio, desatándose, atadas,
diciéndole groserías, riendo con el viento!
¡Qué alegre el ruido amontonado en la calle
y el susto del del rayo que cayó allí cerca
y los cláxones trepados uno encima del otro
y la lluvia arreciando, apagándome el radio,
mojándome los pulmones, cerrando las ventanas!
¡Qué alegres yo, esa mosca,
la "Monina" ladrando,
las nubes tronando, el trueno, todo mundo!
¡Qué alegre el día de la ciudad idiota,
sin olor a tierra mojada, sin árboles liberados,
con el cemento cacarizo de viejas iglesias,
con sus gentes mojándose bajo los impermiables!
¡Qué alegre la ternura del sol atreviéndose,
haciéndoles caso a los del frío,
pegándose a las paredes como calcomanía!
¡Qué algre el desventurado día sucio,
qué alegre sin más, qué alegre!



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